Columna de opinión:

Gestión Clínica: confianza y colaboración

Gestión Clínica: confianza y colaboración

Como suele suceder, el enemigo común nos ha ayudado por estos días a poner el foco en la tarea principal en los hospitales y clínicas. Evitar muertes evitables por la arremetida del enemigo invisible se ha -transformado en nuestro “target” y ha hecho nítida la convergencia de la deontología del clínico, salvar vidas y la del administrador, lograr el mayor rendimiento de los recursos disponibles. Y lo hemos dicho antes, ese espacio de encuentro se llama “gestión clínica”.

La puesta en operación de centenares de unidades de ventilación mecánica y de cuidados especiales, máquinas y personas, nos ha situado en un extremo donde lidiamos con el riesgo vital de los pacientes. Lo hacemos, como ya hemos dicho, administrando el doble flujo, lo covid y lo no covid y basados en las hipótesis de probabilidad de morir por el coronavirus o por cualquier otra causa. En ese escenario, lo que surge en la primera línea es el criterio clínico, por sobre cualquier otra consideración que pudiera venírsenos a la cabeza. Simplemente, nos preguntamos ¿qué es lo mejor que estamos en condiciones de hacer por este paciente?. Ahí están nuestros Médicos, nuestras Enfermeras, nuestros Técnicos, guiados todos por su afán de sacar adelante a los enfermos. Por su parte, el uso de los elementos de protección personal no solo ha brindado protección, sino que se ha transformado en un generador de estados de ánimo apropiados para focalizar la atención en el propósito último de la acción.

Y los que en la trastienda facilitan esta tarea, quizás nunca habían estado tan profundamente conscientes de que el soporte de la tarea principal también es vital. Es vital contar con las personas para lo que se hace necesario reclutarlas oportunamente, si es que no están. Es vital asegurar la existencia de los insumos clínicos y medicamentos apropiados y lidiar con los potenciales quiebres de stock. Es vital tener un “uptime” de los equipos muy cercano al 100%. Es vital tener los recursos financieros a tiempo y realizar una buena ejecución presupuestaria. Muchas veces también es vital que las viejas techumbres de nuestros edificios prehistóricos no se lluevan. Y quienes están detrás de esas tareas lo ven hoy con una claridad meridiana: concurren a facilitar la tarea del gestor clínico y de los clínicos en general.

Y ahí están todos, como si de pronto la emergencia los hubiera puesto juntos en un punto en que la racionalidad clínica en efecto es la que prima, un punto en que la dirección y el afán son tan obvios, un punto en que el trabajo en equipo se despliega espontáneamente porque en realidad no hay otro modo de hacer las cosas para combatir al virus y mitigar sus efectos. Todo el mundo sabe bien lo que tiene que hacer, la tarea tiene sentido y ese sentido la orienta. Surgen los activos más valiosos que tienen dentro las personas y surgen algunos que viven en el corazón de la propia organización, en su historia y su cultura, que son su misión y sus competencias esenciales que a veces están adormecidas y que circunstancias como éstas sacan a flote. La confianza y la colaboración se transforman, entonces, en el pan de cada día.

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