¿Los sistemas sanitarios pueden ayudar a cumplirlos?

Ser migrante implica tener sueños. ¿Los sistemas sanitarios pueden ayudar a cumplirlos?

Ser migrante implica tener sueños. Alex Alarcón, académico programa SG

Migrar es un derecho, no existen dos interpretaciones. Cualquier persona que se desplaza o se ha desplazado a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia pasa a constituirse en un migrante, independiente si este desplazamiento ha sido voluntario o involuntario. En general, el movimiento es realizado para mejorar sus condiciones sociales, con un claro objetivo, materializar un sueño. Todos los países del mundo reciben migrantes y Chile históricamente también lo ha hecho. En esta nueva etapa, los migrantes en Chile continúan aportando en las distintas áreas de la actividad económica: construcción, industria y servicios domésticos y desde la década de los noventa, el sector salud también ha sido testigo de ese aumento, principalmente de profesionales que se incorporan en la atención primaria de salud.

Dada esta realidad, los sistemas sanitarios enfrentan desafíos que pueden ir a la par de las políticas nacionales sobre migración o derechamente anticiparse al aumento progresivo de usuarios que solicitan acceso al sistema, independiente de su condición migratoria. Los países de acogida, en general, desconocen las condiciones de salud de las personas que ingresan al país, porque en sí son difíciles de conocer. La población migrante internacional no supone un riesgo mayor por tener una enfermedad diferente al del país que recibe, sino más bien deben ser estos últimos los que deben implementar sistemas de vigilancia epidemiológica adecuados, programas de promoción y prevención de enfermedades y preparar constantemente a los equipos de salud en problemas de salud poco frecuentes, erradicadas o desconocidas en el país. Es exactamente lo que ocurre en el Chile de hoy, el estigma nacional de culpar al extranjero por nuevos casos específicos, por ejemplo nuevos casos de tuberculosis, no hace más que ocultar las falencias del propio sistema sanitario, el que tiene que ver con la identificación de su población a cargo.

A mayor desconocimiento de los equipos de salud de esta población, mayor es el aumento de las carencias en salud, la desprotección y las barreras al acceso a los sistemas sanitarios de cada país. De ahí la importancia de sensibilizar a los equipos de salud con la importancia de comprender el proceso migratorio de personas y familias, independiente de su origen, para luego fortalecer la relación del equipo de salud que realiza la atención con aquella población migrante que la utiliza.

La recomendación internacional apunta a que las estrategias nacionales en salud deben estar definidas por grupos de edad y que estas puedan ser traducidas en los equipos locales con la flexibilidad suficiente para su implementación. Para niños y niñas se recomienda implementar programas de vacunación y situación nutricional que incorpore la fecha de ingreso al país y que a su vez estén unidas a la situación de integración al sistema educativo y social de su lugar de residencia. En población joven y adulta, las estrategias sugeridas no deben ser distintas a las que debe recibir este grupo del país de acogida, con algunos énfasis que dependerán del territorio, como por ejemplo, estilos de vida saludables, problemas de salud mental o enfermedades de transmisión sexual por nombrar algunos. El no incorporar a esta población o restringir su acceso al sistema sanitario no hace más que aumentar la brecha de inequidades, primero entre los propios migrantes internacionales como también a la población total en términos agregados.

Si bien, los países reaccionan de manera distinta ante los flujos migratorios que reciben, el primer paso es que las propias autoridades políticas nacionales y sanitarias en particular comprendan la importancia que tiene una determinada medida en relación a otra. En este sentido, no olvidemos, migrar es un derecho y por ende las decisiones de política pública deben estar bajo el enfoque de DDHH y la aceptación irrestricta de su pertinencia cultural. El no tener acceso a salud sitúa a estas familias bajo la línea de la pobreza, convirtiéndolas en vulnerables, y por ende lejos de aquél sueño que los movilizó hacia otro país.

Editorial, Alex Alarcón Hein, PhD. Académico Programa de Salud Global, Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile.

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