Incendio del Vertedero Santa Marta: Un efecto violento

Incendio del Vertedero Santa Marta: Un efecto violento

Magdalena Bastías García
MSc International Health. Doctorando en Salud Pública


En su Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud (1), la Organización Mundial de la Salud categoriza la violencia en tres tipos: autoinflingida, interpersonal y colectiva. Esta última se sub-clasifica, a su vez, en violencia social, violencia política y violencia económica. El sociólogo e historiador Charles Tilly postula que la violencia colectiva no incluiría las acciones puramente individuales, ni daño no material, ni accidentes, ni efectos indirectos de procesos nocivos como, por ejemplo, el vertido de desechos tóxicos (2). Esta definición es coherente con la normalización que hacemos en Chile de las inequidades sociales, con que éstas no constituyen un acto de violencia en tantas esferas: el crecimiento urbano, calidad de la educación, listas de espera de atención en el servicio público de salud, las pensiones, la calidad del transporte, entre otros.

El día viernes 15 de enero de 2016 comenzó a incendiarse el vertedero Santa Marta de Talagante, pero no fue sino hasta el día martes 19 de enero que el problema adquirió relevancia social pues fue durante esa madrugada que el corazón de Santiago de despertó con el olor a humo. Los cuatro días anteriores, la situación y la evaluación de los riesgos para la comunidad de Talagante derivados del incendio no parecían constituir necesidades inmediatas. ¿Por qué? Si expertos en salud ambiental dan cuenta que el incendio del vertedero produjo sustancias tóxicas que en el corto plazo causa irritación de mucosas, náuseas, vómitos, cefalea, entre otros, que se espera continúen durante las jornadas siguientes, además de recomendar la monitorización de los efectos a largo plazo en la población (3), ¿por qué este problema no fue noticia hasta que a los santiaguinos les molestó el humo?

El mismo vertedero ha sido sancionado 45 veces en 14 años (4), lo que también da cuenta del conocimiento de parte de las autoridades sobre sus reiterados incumplimientos en los permisos y normativa ambiental. Catorce años sin demostrar capacidad de realizar la labor acordada respecto de la seguridad de la comunidad en sus dimensiones de salud y ambiente. ¿Por qué?

Existe una violencia a mayor escala que la colectiva que puede presentarse como efecto de exposición acumulada y latente al agente nocivo: La violencia estructural. Esta se entiende como una situación en que se ha producido daño en la satisfacción de necesidades humanas básicas como las de supervivencia, bienestar, identidad y libertad (5). La violencia estructural se presenta cuando existe una brecha entre las capacidades concretas y potenciales para responder a esas necesidades (6), violencia que remite a la existencia de un conflicto entre dos o más grupos sociales caracterizados en términos de edad, género, clase, etnia, entre otros, en un contexto de desigualdad social. Esta es una violencia indirecta que resulta de los procesos de estratificación de una sociedad que resuelve sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en perjuicio de las demás en cuanto al reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos (5,6).

En el caso de la crisis más evidente del vertedero Santa Marta, la disparidad en el uso de recursos materiales y sociales se aprecia en distintas dimensiones, tales como la continuidad en el funcionamiento de un vertedero sancionado repetidamente, la tardía cobertura del incendio de parte de los medios de comunicación, los mensajes contradictorios sobre los efectos en salud emitidos por los actores involucrados, por un lado, y por la opinión de expertos médicos y ambientales, por otro. Además, se conoce que los vecinos inmediatos a los vertederos son individuos o grupos en situación de pobreza económica, con redes de apoyo escasas y bajo capital social, condiciones que van mejorando a medida que la distancia con el vertedero aumenta (7).

Sobre el punto anterior, algunos podrían argumentar que las plantas de procesamiento de basura se construyeron en zonas originalmente despobladas, opinión que puede y debe ser enriquecida preguntándose: ¿Qué lleva a un sujeto o a una familia a instalarse cerca de un vertedero? Sus capacidades socioeconómicas, probablemente. Esto obedece, en parte, a lo que Manuel Garretón denomina la contradicción “dentro-fuera”: hay personas “dentro” del sistema económico y político y otras están “fuera” de él. Entre los “de dentro” y los “de fuera” hay exclusión, negación y pertenencia a mundos diferentes que no se reconocen como partes de un mismo país (8), contradicción que encuentra sustento en un Estado que se retira en pos de un mercado liberalizado.

Como último punto, cabe mencionar que los rellenos sanitarios y vertederos autorizados de Santiago se ubican en el sector poniente, en un cordón de norte a sur (Til-Til, Quilicura, Pudahuel, Maipú, Lonquén, Melipilla), mientras que los vertederos ilegales afectan a las comunas de Puente Alto, San Bernardo, Buin, La Pintana, Maipú, Pudahuel, Lampa y Quilicura (9). No sólo en Santiago depositamos la basura en el patio del otro: el problema es a escala mundial y viene ocurriendo hace décadas, en que países de menores y medianos ingresos son el patio de depósito de la basura de países ricos (10-12). Sin ir más lejos, entre los años 1984 y 1986, la empresa chilena Promell en Arica recibe de parte de la minera sueca Boliden 20.000 toneladas de barros metálicos con mercurio, arsénico y plomo, residuos que no fueron procesados y quedaron abandonados a la intemperie, sector donde fueron construidas las poblaciones Los Industriales y Cerro Chuño, de cuyos habitantes se conoce daños en salud asociados a esa exposición (13).

En palabras de la antropóloga Nancy Scheper-Hughes, la violencia estructural elimina de la historia y de la consciencia común a la pobreza, la enfermedad, el hambre y la muerte prematura, dándose estos fenómenos por hecho y naturalizándose al punto que a nadie se responsabiliza por ellos, a excepción, quizás, de los pobres en sí mismos (14). La equidad, justicia social y derechos humanos son parte esencial del proceso global de desarrollo y el grado en que éstos se sostienen como realidades en la vida de las personas se refleja en la epidemiología que ellas presentan (15). Es urgente que en Chile seamos conscientes de las inequidades sociales que producimos, que por fin tengamos el coraje de sostener una historia y de asegurar un presente justo que nos permita proyectar una vida saludable para todos.

Referencias

1- World Health Organization. World report on violence and health 2002. [Online] disponible desde http://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/en/ Acceso 21 Enero 2016.
2- Tilly C. Collective Violence in European Perspective. Center for Research on Social Organization. University of Michigan. 1978. CRSO working paper 178.
3- Valdés, M. La mala gestión de la basura y la necesidad de un plan de contingencia ambiental. en Blog La Nación 20 Enero 2016. [online] disponible desde http://blog.lanacion.cl/2016/01/20/la-mala-gestion-de-la-basura-y-la-necesidad-de-un-sistema-de-contingencia-ambiental/ Acceso 21 Enero 2016.
4- Bertin, X. Relleno Santa Marta ha sido sancionado 45 veces en 14 años. La Tercera 19 Enero 2016 [online] disponible desde http://www.latercera.com/noticia/nacional/2016/01/680-664900-9-relleno-santa-marta-ha-sido-sancionado-45-veces-en-14-anos.shtml Acceso 21 Enero 2016.
5- La Parra D, Tortosa J. Violencia estructural: una ilustración del concepto. Documentación social 2003; 131: 57-72.
6- Ho K. Structural Violence as a Human Rights Violation. Essex Human Rights Review 2007; 4(2).
7- Global Research Network on Urban Health Inequity. Improving urban health equity through action on the social and
environmental determinants of health. The GRNUHI final report, June 2010. [online] disponible desde https://www.ucl.ac.uk/gheg/GRNUHE/GRNUHEPublication/grnuhefinal Acceso 21 Enero 2016.
8- Garretón M. Cambios sociales, actores y acción colectiva en América Latina. Serie Políticas Sociales 56. Cepal 2001. Santiago de Chile
9- Salvo. T. Sepa cuáles son y dónde están los rellenos sanitarios de la Región Metropolitana. La Nación 19 Enero 2016. [online] disponible desde http://www.lanacion.cl/noticias/pais/santiago/sepa-cuales-son-y-donde-estan-los-rellenos-sanitarios-de-la-region/2016-01-19/141241.html Acceso 21 Enero 2016.
10- Universidad de Oslo. Overflowing landfills, unwanted humans, and a new anthropology of waste. [online] disponible desde http://www.sv.uio.no/sai/english/research/projects/overheating/news/waste-workshop.html. Acceso 21 Enero 2016.
11- Rosenthal, E. Smuggling Europe’s Waste to Poorer Countries. The New York Times 26 Septiembre 2009. http://www.nytimes.com/2009/09/27/science/earth/27waste.html Acceso 21 Enero 2016.
12. Stebbins, KR. Garbage imperialism: health implications of dumping hazardous wastes in Third World countries. Med Anthropol. 1992 Nov;15(1):81-102.
13- EMOL. Presentan demanda contra compañía minera en Suecia por envío de residuos tóxicos a Chile, 16 Septiembre 2013. http://www.emol.com/noticias/economia/2013/09/16/620013/presentan-demanda-contra-minera-en-suecia-por-envio-de-residuos-toxicos-a-chile.html. Acceso 21 Enero 2016.
14- Scheper-Huhges N. Dangerous and Endangered Youth Social Structures and Determinants of Violence. Annals of the New York Academy of Sciences 2004; 1036: 13–46.
15- Heggenhougen, K. The epidemiology of inequity: Will research make a difference? Norsk Epidemiologi 2005; 15(2): 127-132

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