Investigación chilena es finalista en Congreso Europeo de Cardiología

Investigación chilena es finalista en Congreso Europeo de Cardiología

Por el proyecto FONIS “Influencia de la posición socioeconómica en la infancia en la incidencia de enfermedad cardiovascular en adultos chilenos”, las doctoras Patricia Frenz, investigadora principal y Carolina Nazzal, investigadora alterna, fueron distinguidas en el Congreso Europeo de Cardiología 2015 (ESC en inglés), celebrado entre el 29 de agosto y 2 de septiembre en Londres, y al cual asistieron este año 32 mil 778 participantes, médicos y científicos de todas partes del mundo.

“Este congreso es el más importante en materia de cardiología a nivel mundial. Junto a la Dra. Patricia Frenz estamos realizando una investigación que tiene por objetivo evaluar el efecto de la posición económica de las personas, tanto en la infancia como en la adultez, en la incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles. Para este congreso enviamos un trabajo que evaluaba específicamente cómo la posición socioeconómica en la infancia tiene relación con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Postulamos y fue seleccionado como finalista”, afirma la doctora Nazzal.

Respecto a esta distinción, la académica destaca que: “Este premio, que consiste en un diploma y un incentivo monetario, es un gran reconocimiento a la investigación que estamos desarrollando y es muy meritorio que en un congreso tan competitivo seamos finalistas para una de las categorías. No conozco otra investigación chilena que haya obtenido esta distinción”.

Afirma que entre los resultados de la investigación, la cual finalizará en octubre, “hemos encontrado que la posición socioeconómica desfavorable en la infancia -independientemente de los factores de riesgo que presenten las personas en la edad adulta- influye en el mayor riesgo de tener enfermedades cardiovasculares”.

Y agrega que: “La importancia de esta investigación es poder entregar evidencia de que la salud de las personas no solo depende de la atención médica, sino de determinantes estructurales que tienen que ver con su situación socioeconómica y que condicionan un mayor riesgo para el desarrollo de estas patologías, a lo largo del curso de la vida. Una persona que no ha tenido educación le cuesta más entender las indicaciones médicas, tener acceso a una ocupación de menor riesgo en la edad adulta, y también tener acceso a diagnóstico y tratamiento. Pero también una infancia pobre determina cambios estructurales fisiológicos que condicionan el desarrollo de estas patologías en la adultez”.

En cuanto a cifras específicas, la doctora Nazzal afirma que: “Todavía no tenemos el análisis terminado, pero sí hemos desarrollado un puntaje en base a la educación de la madre y la ocupación del padre para caracterizar la situación de la infancia de los encuestados. Este muestra que aquellos con madres con menor educación y padres con menores ingresos, tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares (ataque al corazón, hipertensión arterial y derrame cerebral). Con cada punto que aumenta este puntaje, el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular sube un 2%, aún después de controlar otras variables que serían los factores de riesgo tales como edad, hipertensión arterial, obesidad y tabaco, además de la posición socioeconómica de los sujetos en edad adulta”.

El proyecto “Influencia de la posición socioeconómica en la infancia en la incidencia de enfermedad cardiovascular en adultos chilenos” se basa en una investigación cuantitativa, que analizó a 18 mil adultos, mayores de 18 años y utilizó la base de datos de la Encuesta de Protección Social del Ministerio del Trabajo, que tiene mediciones en tres periodos (2004, 2006 y 2009) y está conformada por información autoreportada de factores socioeconómicos y de salud de las personas encuestadas.

Destaca también la Dra. Nazzal que este año se presentó otro trabajo en este congreso, desarrollado con el Fondo de Investigación de la ESP, que evalúa cómo ha mejorado la sobrevida de los pacientes después de un infarto de miocardio entre los años 2002 y 2012 en Chile.

Sandra Vargas Bravo

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