Dr. Emilio Santelices C., académico Escuela de Salud Pública U. de Chile
La deuda hospitalaria ha alcanzado niveles nunca registrados en la historia reciente de nuestro sistema de salud. Esto ha motivado la preocupación de diferentes actores, en particular de parlamentarios de todas las tendencias, y de la propia Ministra que ha pedido la asesoría del Ministerio de Hacienda para resolver la crisis.
Sin duda, como muchas otras veces ha ocurrido, será esta cartera quien una vez más tendrá que salir al rescate de la red asistencial, inyectando recursos adicionales. Estos probablemente se obtendrán de reasignaciones de otras partidas presupuestarias. Es posible suponer que al menos parte de estos se obtengan de los fondos asignados para construcciones hospitalarias. Los enfermos no pueden dejar de atenderse .Sí en cambio se puede mantener una infraestructura precaria e insuficiente, a la que lamentablemente la ciudadanía está resignada.
Es el momento de abrir una discusión de fondo sobre los problemas estructurales que afectan al Sector y en particular de la red de atención hospitalaria. Parte de ellos provienen del financiamiento hospitalario, cuyas prestaciones, según lo han indicado diversos informes, están subvaloradas. En este sentido el Fonasa está haciendo esfuerzo por avanzar en una modernización del sistema de financiamiento buscando sincerar los costos hospitalarios y cambiar los mecanismos de pago ajustándolos al riesgo real de cada paciente en función de sus características individuales. De esta manera se está buscando pagar las prestaciones sobre la base de eficiencia y calidad de atención, alineando los incentivos del financiador y el prestador.
Sin embargo estas iniciativas, que apuntan en el sentido correcto, no lograrán todo el impacto esperado si no abordamos la situación política. La red asistencial, sufre cambios dramáticos de autoridades , incluyendo Directores de Hospitales ,con cada cambio de Gobierno .Estos cambios se han traducido, por ejemplo en el último tiempo que se suspendiera el Programa de concesiones hospitalarias, sin atender a la evidencia que muestra que esta modalidad de financiamiento , ha sido asumida por muchos países de manera exitosa para dotar a la población de mejores instalaciones , en especial cuando los recursos deben orientarse a la atención de los pacientes. También se han producido cambios de autoridades hospitalarias incluyendo aquellos elegidos por alta Dirección Pública. No existen empresas y en especial de la complejidad de un Hospital, que resista la inestabilidad de un cambio Directivo cada cuatro años, sin provocar algún impacto en su funcionamiento.
Los enfermos y particularmente los más vulnerables que no tiene otra opción que acudir a la red pública solo esperan ser atendidos oportuna y adecuadamente. Para dar cuenta de este trascendente bien público, debemos ser capaces de transformar nuestra Red hospitalaria, en un Sistema Nacional de Salud, autónomo, técnico, que tenga la capacidad y autonomía suficiente para instalar estrategias de largo plazo, que trasciendan los gobiernos de turno y que entreguen garantías que su único Norte es atraer a los mejores profesionales para que otorguen una atención de excelencia y a los mejores directivos para que administren con eficiencia y calidad. Los políticos tienen la palabra. Entreguemos los Hospitales para los enfermos.
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