Reemergencia del sarampión, ¿problema de salud pública en Chile?

Reemergencia del sarampión, ¿problema de salud pública en Chile?

Dr. José Manuel Manríquez Urbina
Programa de Epidemiología

Aún cuando se hayan confirmado sólo 5 casos de sarampión en el país, lo que permite pensar tanto en la adecuada inmunoprotección de la población chilena como en la rápida implementación de estrategias para el bloqueo epidemiológico, muchas de las razones argüidas por la autoridad sanitaria nacional parecen insuficientes para disminuir la incertidumbre provocada por la reciente recirculación del virus en el país. ¿Se están haciendo bien las cosas?

El año 1944 el presidente de la Sociedad Americana de Medicina Tropical e Higiene Wilbur Sawyer mencionó, como parte de un discurso inaugural del año lectivo de esa institución, que “No hay país que subsista aislado en la prevención de las enfermedades… El fracaso de uno es el fracaso de todos”. A todas luces las palabras previsoras de Sawyer se antepusieron a un fenómeno de características mundiales y que algunos han interpretado como parte y resultado del avance del modelo neoliberal y de la constante e imparable necesidad de firmar acuerdos de libre comercio. En el contexto actual, de constantes fenómenos migratorios por motivos de presión política, así como de avances tecnológicos, resulta casi imposible frenar el avance de una enfermedad transmisible de un país a otro.

En efecto, hoy se producen cerca de un billón de traslados internacionales por distintos motivos, según la Organización Internacional para las Migraciones. No obstante, un no incipiente número de personas, debido a las razones explicitadas anteriormente así como por búsqueda de oportunidades, se siguen movilizando. Esto sumado a cambios en ecosistemas de vectores producto del calentamiento global, pudieran ser causa de la aparición y de la constante resurgencia de enfermedades que “supuestamente” estaban erradicadas. La constante presión por la variabilidad genética de algunos agentes específicos que determinan resistencia a algunos antimicrobianos, han terminado por desarrollar un caldo de cultivo para agentes que parecían controlados.

Para el caso del recién declarado brote de “Sarampión” en Chile, no solo se han presentado algunos de los determinantes antes mencionados, sino que existen suficientes evidencias que permiten pensar que estamos frente a un problema relativamente nuevo, en el que a la población le toca reflexionar respecto a la vulnerabilidad como efecto de este nuevo escenario de salud.

Si bien, 5 casos confirmados al día 10 de junio no parecieran ser razón suficiente para pensar en una posible epidemia de proporciones mayúsculas (más bien, debieran hacer pensar en la alta inmunoprotección de la población chilena en los distintos grupos etarios, así como en la adecuada estrategia de bloqueo epidemiológico para los contactos de los sujetos), sí deben hacer notar en las autoridades, así como en los tomadores de decisiones, sobre la importancia de generar estrategias de mayor alcance en salud pública y que empero se extrañan. La promoción y educación en salud aún constituyen una de las estrategias más costo-efectivas, más incluso que la vacunación en poblaciones en las que no existe claridad de la susceptibilidad. Porque las enfermedades emergentes, reemergentes y olvidadas seguirán siendo seguramente un problema de salud pública de nivel planetario, para lo cual necesitamos a una población informada y educada, que exija sus derechos, pero que también tome decisiones informadas.

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