Miguel Kottow, Bioética U. Chile: "La eutanasia no sólo vale para pacientes terminales"

Miguel Kottow: "La eutanasia no sólo vale para pacientes terminales"

La Segunda, 16 de septiembre de 2014)

Aunque ya el Gobierno aclaró que no es parte del programa promover la discusión sobre la eutanasia, la idea del Partido Socialista de reponer el tema ya causa debate y no sólo político. Ayer, el profesor de Ética del Instituto de Filosofía de la U. de Los Andes, Joaquín García-Huidobro, expresó su tajante rechazo, indicando que a veces ese tipo de leyes sólo esconde el deseo de aminorar los costos económicos de los últimos años de vida de un enfermo.

En la otra vereda Miguel Kottow, jefe de la Unidad de Bioética de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, afirma que la eutanasia es una discusión "muy necesaria, aunque no sé si oportuna. Hace sólo dos años está vigente la Ley de Derechos del Paciente, que expresamente niega esa posibilidad".

Doctor en Medicina de la Universidad de Bonn, Alemania, y nombrado "Maestro" por la Sociedad Chilena de Bioética, cree que haber autorizado que un paciente pueda negarse a recibir tratamientos que prolonguen artificialmente su vida, no es suficiente. "Está bien que se haya hecho, pero no puede ser sólo eso", dice.

Incluso afirma que la eutanasia "no sólo vale para pacientes terminales. También, por ejemplo, para gente con una discapacidad tan fundamental que no pueda llevar una existencia razonable. En el caso de un tetrapléjico, si decide que la medicina no es capaz de ponerlo en condiciones razonables de funcionamiento, también es pensable discutir la eutanasia médica".

Pedir: "Ayúdeme a morir"

"Otro ejemplo son los enfermos graves en diálisis, algo que deprime mucho. Conozco gente que ha dicho 'No voy más a diálisis. Si muero, eso es lo que quiero'. Así no es eutanasia, pero si estuviera en un hospital, tendría que ser. Lo que puede decidir tranquilamente en su casa, porque no necesita a otra persona, en el hospital se convierte en petitorio. Tiene que pedir: 'Ayúdeme a morir'".

A su juicio, el tratamiento paliativo "no siempre está disponible y es de alto costo. Si hay paliación y sirve, perfecto, pero es distinto si hay problemas que no se pueden paliar como angustia, falta de movimiento, imposibilidad de controlar su cuerpo. Si eso afecta a tal punto que no pueden seguir llevando una existencia significativa para ellos, es perfectamente razonable discutir esta otra opción".

Agrega que "uno de los argumentos es que los médicos no estamos para matar a la gente. Ese argumento no vale, porque nadie ha dicho que si hubiera eutanasia tiene que ser el médico el que la practique, o tiene que ser obligatorio que todo médico lo haga. Siempre habrá objeción de conciencia, o tal vez algún otro profesional que sea entrenado para hacerlo, pasando todos los controles", señala.

En los países donde se ha despenalizado, como Holanda o Bélgica, "hay que pasar una serie de filtros": debe existir voluntad expresa y repetida del paciente, resuelve un comité ético ad hoc y está reglamentado el tipo de inyección y dosis, "en qué momento se hace y en presencia de quién". Y asegura que la cifra de muertes por eutanasia "no ha variado" comparada con lo que ocurría antes de legislar.

Fuera de unos pocos países europeos y el estado de Oregon, EE.UU., admite que "no se ha avanzado mucho". Inglaterra y Alemania han rechazado pedidos de eutanasia en tribunales y en Australia se aprobó una ley "y a los seis meses se la echó para atrás, porque se dijo que su sociedad no estaba madura para tenerla".

El caso de Cerati

También critica las prácticas "poco honestas" que se usan hoy. "Un camino que se ha tomado es dopar al paciente con morfina al punto que quede inconsciente y al borde de la muerte por intoxicación. Lo que llaman 'doble efecto': paliar el dolor y de paso, que lástima pero puede que muera. Eso es sólo retórica", señala.

Y en el caso de pacientes en coma, como el del fallecido músico argentino Gustavo Cerati, indica que sólo España ha dado validez legal a un "testamento" que manifieste la voluntad de ser auxiliado a morir. "En otros países queda a discreción de los parientes. Y acá tenemos un antecedente muy malo, el de los donantes. El 40% de las donaciones que decide una persona en vida, la familia las revierte".

Su crítica a los "incentivos" de las clínicas

El 2012, Miguel Kottow fue diagnosticado de Guillain-Barré, un raro síndrome que paraliza los nervios motores, desde las extremidades hasta órganos internos. Pasó 15 días internado con un gasto millonario y meses en tratamiento para recuperarse.

Afirma que su vivencia no influyó en su opinión sobre la eutanasia, que ha difundido por años en numerosas publicaciones, pero si "me hizo muy consciente de lo mala que era la relación del paciente con la institución que lo alberga, de la cantidad de veces que la autonomía de la persona no es ni preguntada ni tomada en cuenta".

Este año, ya repuesto, lanzó el libro "El Pa(de)ciente", donde critica al sistema de salud, en especial a las clínicas y sus "incentivos".

"Me consta porque trabajé en una clínica, en la cual me pidieron que generara un servicio de oftalmología, y luego, al hablar del arriendo, me dijeron 'Mira, va bajando a medida que tú pides exámenes y se utilizan nuestros servicios'. Tenían hasta una tabla para eso", señala. "Mientras más exámenes, rayos, laboratorio, menos arriendo".

"A mis alumnos les digo, 'como doctores estamos insertos en un sistema y no podemos cambiarlo, pero lo podemos hacer mejor, más amigable'".

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