Dra. Tania Alfaro: "No relacionamos el cáncer cervicouterino como una enfermedad de gente joven, pero en realidad lo es"

Dra.Tania Alfaro. Cáncer cervicouterino como enfermedad de gente joven

De acuerdo al último informe de la OCDE, Chile presenta una alta tasa de mortalidad por cáncer cervicouterino, siendo el país con indicadores más altos después de México, entre sus pares en la organización.

Estas cifras llaman la atención, por lo que la doctora Tania Alfaro, académica de la Escuela de Salud Pública Uch, se refirió al respecto. La patología “no es de las principales causas de mortalidad por cáncer en nuestro país, ya que ocupa el sexto lugar en términos de mortalidad por cáncer entre las mujeres en 2010.

El gran problema es que es uno de los cánceres con mayores posibilidades de prevención, pues existen programas de tamizaje para diagnóstico precoz de este cáncer, con lo que uno podría lograr que la mortalidad fuera más baja”.

Para esta profesional, dos grandes puntos al respecto son que este cáncer es una enfermedad prevenible y que se está dando en mujeres jóvenes. Señala: “Es un cáncer en el que la mortalidad se concentra en un grupo importante de mujeres, entre los 25 y 64 años, y, en cuanto a los casos nuevos, éstos aumentan considerablemente desde los 30 años de edad”. Acota, sin embargo, que “la metodología que utiliza la OCDE es distinta a la que se usa en Chile, con diferentes poblaciones de ajuste, por lo que las tasas de mortalidad calculadas en nuestro país son un poco más bajas. Aún así, el dato OCDE no deja de ser importante”, señala.

Independiente de otras alternativas, el examen Papanicolau se recomienda internacionalmente. Según la doctora Alfaro, “en Chile existe un programa instalado de tamizaje de cáncer cervicouterino, donde el llamado es a que el PAP se realice cada tres años en mujeres de 25 a 64 años de edad, pero cuando se presentan características de riesgo se recomienda realizarlo anualmente”.

En relación a la cobertura del examen, la doctora Alfaro señala que “si uno se fija en las recomendaciones, lo que tendría impacto en la disminución de la mortalidad son las coberturas mayores al 80%. El programa establecido en Chile existe desde el año 1987 y la cobertura, lamentablemente, no ha sido tan alta, incluso ha bajado en los últimos años, llegando a ser de 60% el año 2011. Sin embargo, igualmente hay que destacar que en Chile la mortalidad por este cáncer ha ido disminuyendo progresivamente en las últimas décadas, siendo hoy la mitad de lo que era en los años 90, descenso que es aún mayor en el grupo etario de las mujeres foco del programa”.

Atención centralizada

Afirma que al revisar los datos de mortalidad hay diferencias importantes por región. Así también la hay en las coberturas del Papanicolau por Servicio de Salud y en la velocidad de información de los resultados. “Las coberturas varían entre 46 y 72% entre diferentes Servicios de Salud; los resultados del Papanicolau en que se informa si una o varias usuarias tienen alteraciones el examen en menos de 30 días, también varían. Por ejemplo, el Servicio de Salud Metropolitano Norte informó el 100% de los exámenes que se realizaron el año 2010 en menos de 30 días, pero el de Magallanes lo hizo en el 61% de los casos y el de Aysén en sólo el 6,8%. Si bien puede ser un problema de envío de la información al nivel central, también hay que evaluar las capacidades de las cuales están dotadas esos servicios”, resalta.

Respecto a la mortalidad por región, “también se ven fluctuaciones entre ellas en el año 2010; por citar un ejemplo, en Arica la mortalidad es de 3,5 fallecidas por 100 mil mujeres y en Coquimbo es de 9,7. Cuando uno ve estos datos se deben analizar varios ejes, uno de ellos es ver si esas regiones tienen efectivamente la capacidad para hacer el procedimiento, porque, si bien, en todos los consultorios está implementado el PAP, quizás la matrona no tiene horas acotadas para esa atención. En la mayoría de los casos la consulta es con hora, entonces, si uno piensa en el perfil de la mayoría de las mujeres que trabajan, ir al consultorio para pedir una hora y después asistir por segunda vez para hacerlo efectivo, puede generar problemas para concretar la toma del examen. Puede existir temas de dotación de personal y dificultades para una atención lo más expedita posible, pero también hay un tema cultural en la conciencia de realizarse el examen. En general, es difícil que las personas en Chile relacionemos el cáncer como una enfermedad de gente joven. Uno tiende a pensar que es una enfermedad que le da a gente mayor, pero en el cáncer cervicouterino no es necesariamente así”.

En términos de incidencia, “si comparamos los casos nuevos que aparecen en Antofagasta y en la Región de Los Ríos podemos concluir que en ambas regiones empiezan a aumentar a partir de los 30 años. La tasa de incidencia aumenta de 3,9 entre los 25 y 29 años de edad a 13,5 en el grupo de 30-34 años, en la Región de Antofagasta; sin embargo, las tasas son muy diferentes con la Región de Los Ríos, donde, si bien se registra el aumento en el mismo grupo etario, acá las tasas aumentan de 7,8 a 32,7 en esos grupos de edad, es decir, en la Región de Los Ríos son mayores”, enfatiza la doctora.

“Son factores de riesgo para la aparición del cáncer cérvico uterino conductas como la iniciación temprana de la actividad sexual o el menor uso de preservativo. Otro dato importante en las diferencias de mortalidad se relaciona con el nivel de ingreso de las regiones que es determinante en el acceso a salud de la población, así como también en los factores conductuales antes mencionados. Si uno vuelve al ejemplo anterior, podemos ver que el ingreso de Antofagasta quintuplica al de la Región de Los Ríos. Esto es relevante también al analizar nuestros resultados en el informe de la OCDE: si nos comparamos con los otros países que la conforman, nuestra tasa de mortalidad es alta, pero si comparamos las tasas de mortalidad de estos países cuando tenían similares niveles de ingreso a los de Chile actualmente, nuestras tasas se acercan bastante”.

A su juicio, fuera de resolver el problema base en Chile de las inequidades en los ingresos y acceso a salud, el foco en esta problemática debiese centrarse en buscar las causas por las cuales las mujeres no se realizan el PAP con la periodicidad recomendada. Para la académica, “hay que analizar si esto depende de un tema conductual o de la accesibilidad para realizarse el examen. ¿Cómo incentivar a la mujer a hacerse el examen? En algún momento se habló de la auto-toma, en donde la misma mujer se realiza el examen, es una alternativa que se probó en la Encuesta Nacional de Salud 2003 con bastante aceptación, pero habría que ver la capacidad de implementar un sistema así, porque una cosa es que la mujer se tome la muestra, que sea de buena calidad, y después que alguien se haga responsable de llevar la muestra para el análisis”.

“Es necesario dar la facilidad generalizada de tomarse el examen, por ejemplo, para las trabajadoras del sector público, una de las indicaciones para elaborar su contrato es realizarse el Papanicolau. Quizás a nivel general, debiera hacerse junto a la mamografía o que se estableciera una consulta obligatoria para pesquisar la realización del examen. Hay que considerar que el PAP está incluido en el Plan de Acceso Universal de Garantías Explícitas (AUGE), al igual que el tratamiento del cáncer cervicouterino, por lo que se deben aprovechar estas herramientas. Asimismo, los programas de tamizaje deben ser implementados como tales y, en ese sentido, en Chile es necesario avanzar hacia la búsqueda activa de las pacientes, es decir, contar con registros en que se pueda visualizar si la paciente está al día con su PAP y, si no lo está, hacer una búsqueda activa de ellas, llamándoles y citándoles para la realización del examen”.

Por otra parte, también existe la vacuna contra el virus papiloma, “cuyo mecanismo puede ser muy efectivo, pero puede ser muy caro para países como Chile. Es un mecanismo que se ha implementado en la mayoría de los países desarrollados y en varios de Latinoamérica como Argentina, México, Panamá, y Perú. Probablemente, si se instala como programa los costos podrían reducirse en un corto plazo. En nuestro país la vacuna ya se comercializa y se dirige a mujeres que no han iniciado su actividad sexual.”

Actualmente en la Escuela de Salud Pública existe un proyecto, encabezado por la doctora Alfaro, que pretende estimar las muertes evitables por cáncer, en donde éstas se analizarán para todos los servicios de salud. “La idea es tener un primer diagnóstico acerca de cuáles son los servicios de salud con menores estimaciones de muertes evitables para que ellos, que tendrían mejor desempeño en sus acciones de control del cáncer, puedan entregar conocimientos a otros servicios que tengan peor desempeño y así buscar herramientas exitosas que puedan homogenizar los resultados entre los servicios”.

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